Liderazgo, que sucede cuando se confunde la forma con el fondo.


A mi paso por diferentes organizaciones y negocios he visto sin duda gerentes
comprometidos, quienes de forma proactiva y sincera buscan nuevas herramientas y
métodos para llevar a su equipo a un mejor nivel de desempeño.

Sin embargo, la realidad es que con gran frecuencia se pierde la brújula, el Gerente
confunde la forma con el fondo, en donde el ejecutivo “pierde piso” y empieza a creer
que por el hecho de “manejar un lenguaje”, gesticular de cierta forma, responder a
cualquier pregunta directa con “tecnicismos” (¿o mas bien clichés?) se encuentra a la
altura de las circunstancias. Vemos su oficina repleta de cuadros y literatura con
referencia al tema de liderazgo, además de no perder oportunidad de mencionar en
cualquier conversación frases en referencia a ello.

También vemos que se empieza a encerrar más en reuniones a puerta cerrada que cada
vez se van haciendo más largas (la juntitis!), siendo de forma progresiva más difícil de
contactar por parte del personal, y por lo tanto, poco a poco se va desconectando de la
operación hasta llegar a desconocer la situación del día a día del negocio de primera
mano (todo le llega filtrado mediante presentaciones vistosamente gráficas en reuniones
con un cada vez más reducido grupo de colaboradores), cuando llega a este punto el
Gerente ha dejado de comunicarse de forma directa, clara y sencilla para perderse en un
estilo de dirección que solo va propiciando más vicios internos y falta de objetividad.

Se va perdiendo la capacidad para obtener retroalimentación y empieza a ser menos
receptivo a ella, donde se escucha solo “lo que se quiere oír” y no lo que se necesita
saber. Al no estar de forma activa interactuando en la operación y probando de primera
mano la efectividad de las decisiones tomadas, el Gerente empieza a adquirir la
percepción de que es infalible, ya que la retroalimentación le llega por intermediarios con
una buena dosis de adulación.

Recuerdo a cierto Gerente General, que en una ocasión tomó la iniciativa de aplicar una
prueba de 360° a su personal, administrando él de forma directa y algo tendenciosa la
información recabada.  Pidió a su personal que fuera completamente “abierto” a la crítica
y que lo tomara sin miedo y con madurez.

Al enterarme de la forma en que lo estaba realizando, y viendo las ventajas en cuanto a
retroalimentación que esta dinámica puede arrojar,  le ofrecí incluirlo a el Gerente para
esta prueba, de forma abierta a todo el personal, mediante una encuesta completamente
anónima en Internet, para evitar que el personal limitara su opinión por temor a
represalias.  De esta forma, el podría obtener retroalimentación de una amplia base de
evaluaciones.  La respuesta del Gerente en cuestión despejó todas mis dudas acerca de
lo parcial que estaba siendo en su aplicación, respondió qué  “El no debía participar en la
prueba puesto que era el líder”, eso debía ser algo de mucha utilidad para el resto del
equipo, pero el no lo necesitaba.

Con todo lo anterior, definitivamente podemos concluir que no puede haber Liderazgo sin
Compromiso (ni se pueden esperar buenos resultados),  el ser Líder no es una “pose”,
es actuar de forma sincera con responsabilidad y conciencia, poniendo el ejemplo y
sobre todo con sencillez.  


Jorge  Favela
Consultor
GBX Consulting

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